¿Tienes la sensación de que comas lo que comas todo te sienta mal? ¿te sientes indigesta o hinchada y no sabes por qué? ¿Crees que puede estar relacionado con la alta sensibilidad?
Habrás oído en muchas ocasiones la frase “eres lo que comes”, pero para mi hay una más importante que es “eres lo que digieres”. Puedes comer unas verduras ecológicas y de temporada, al vapor ¡exquisitas!, pero si comes sin masticar y con tu atención puesta en los correos urgentes del trabajo, mucho me temo que no será la digestión más ligera del mundo, ni tu cuerpo absorberá nutrientes como debería, ni tu microbiota se verá beneficiada por esas fibras tan saludables. ¿Te has parado a observar alguna vez cómo son tus digestiones?
Si has observado que tienes dolor de estómago después de comer u otras molestias, lo primero que te recomiendo es que consultes a un médico especialista y descartes que puedas tener algún tipo de patología, intolerancia o alergia que lo pueda estar causando. Si el resultado diagnóstico ha sido que todo está bien, pero sigues con indigestión, observa cómo te puede estar afectando el estrés.
Según al R.A.E. el estrés se define como “Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”. Y ¿que es psicosomático/a? “Que afecta a la psique o que implica o da lugar a una acción de la psique sobre el cuerpo o al contrario”.
El estrés se define como “Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”
Atención, atención, abróchense los cinturones que entramos en un círculo vicioso: las emociones provocan síntomas en nuestro cuerpo y esos síntomas provocan sentimientos, pensamientos y emociones que a su vez pueden reforzar esos síntomas o generar nuevos… ¡Uf! Está claro que hay que mantener el estrés a raya.
El eje digestivo-cerebral, mens sana in corpore sano
Como ves, el estrés y la ansiedad pueden afectar nuestro sistema digestivo, ya que el estómago y el intestino reciben señales del cerebro para iniciar la digestión de los alimentos y los procesos que ayudan a nuestro cuerpo a absorber los nutrientes. El sistema nervioso y el sistema digestivo están profundamente conectados. Ambos trabajan juntos para ayudar al cuerpo a funcionar de manera óptima.
El sistema nervioso y el sistema digestivo están profundamente conectados. Ambos trabajan juntos para ayudar al cuerpo a funcionar de manera óptima.
El sistema nervioso controla y regula el proceso digestivo, desde detectar el olor de la comida hasta digerirla. Por otro lado, el sistema digestivo también libera hormonas que estimulan el sistema nervioso para realizar sus funciones. Esta relación bidireccional es algo que se conoce como el eje digestivo-cerebral. Por ejemplo, el sistema nervioso puede provocar la producción de ácido clorhídrico en el estómago para estimular la digestión y, a su vez, el sistema digestivo puede enviar señales al cerebro para regular el apetito y estimular la producción de hormonas asociadas con el estado de ánimo. Esta interacción es esencial para mantener un buen funcionamiento general del cuerpo.
La relación entre los problemas digestivos y la alta sensibilidad
La Dra. Aron (recuerda, que fue la psicóloga que descubrió el rasgo de la alta sensibilidad) también cree que la sensibilidad puede contribuir a problemas digestivos al aumentar el estrés, que puede desencadenar dolores de estómago, diarrea, vómitos e incluso úlceras. Por lo tanto, los problemas digestivos pueden ser una consecuencia, a veces desconocida, de la alta sensibilidad.
Hay varias teorías sobre por qué las personas altamente sensibles pueden tener problemas digestivos. Una de ellas es que debido a su mayor sensibilidad a los estímulos, pueden ser más propensas a sentir ansiedad o estrés, lo que a su vez puede afectar su digestión. El estrés puede afectar el funcionamiento del sistema nervioso parasimpático, el cual es responsable del proceso digestivo.
El sistema nervioso parasimpático ayuda a relajar los músculos del tracto digestivo y aumenta la secreción de jugos gástricos y enzimas necesarias para la digestión. Si el sistema nervioso parasimpático no funciona correctamente, puede causar problemas digestivos como diarrea, estreñimiento, dolor abdominal o hinchazón.
Otra teoría es que las personas altamente sensibles pueden ser más conscientes de sus sensaciones corporales, lo que puede llevar a una mayor preocupación por problemas digestivos. Esto puede aumentar el estrés y la ansiedad, lo que a su vez puede agravar los problemas digestivos.
Además, también se ha sugerido que las personas altamente sensibles pueden ser más propensas a tener intolerancias alimentarias o alergias alimentarias, lo que también puede causar problemas digestivos.
Por tanto, hay diferentes factores que pueden contribuir a que las personas altamente sensibles tengan problemas digestivos, y es importante considerar cada caso individualmente para determinar la causa y tratarlo de manera adecuada.
Construye un círculo virtuoso: aliméntate con atención y calma, tendrás buenas digestiones y te encontrarás con una vitalidad espléndida para motivar tu autocuidado y seguir alimentándote de la forma adecuada.
Tanto si eres una persona altamente sensible como si no, reflexiona dos veces antes de responder tus correos urgentes mientras comes. Construye un círculo virtuoso: aliméntate con atención y calma, tendrás buenas digestiones y te encontrarás con una vitalidad espléndida para motivar tu autocuidado y seguir alimentándote de la forma adecuada.
P.D.: Este post va dedicado a mi antigua yo, que era capaz de cocinar, comer y contestar correos a la vez ajena a las consecuencias que todo ello tendría. Pero como puedes comprobar, de todo se aprende, y el cambio es posible. Si no hubiera pasado por ello hoy no estaría escribiendo este blog : )